Claudia Rodríguez, socióloga y del hogar; María Fernanda Montero, profesora de música y Urania Pereira, maestra de escuela fueron las caras visibles en esta oportunidad, sin embargo, las piloneras ya alcanzan a ser hasta más de 20 en toda Caracas.
Raylí Luján/Venezuela al Día
Orgullosamente nacieron el 6 de mayo de 2017 durante la memorable marcha de las mujeres venezolanas en rechazo a la brutal represión que ejecutaban cuerpos policiales del Estado contra manifestantes en todo el país quienes exigían la restitución del orden democrático.
“No nos conocíamos. Alguien nos enlazó y una fue llevando a la otra y alguien dijo: ‘hagamos algo que tenga contenido, que tenga una propuesta, que no sea solo slogan’, decidimos entonces abrimos un grupo en Facebook y comenzamos a compartir ideas, ‘llevemos el delantal, llevemos carteles, necesitamos dinero para los carteles, empezamos a depositar aún sin conocernos completamente y al encuentro siguiente allí estaban los carteles (…) fue espontáneo y todo debía terminar allí, pero fue tan gratificante la experiencia de poder decir cantando y la respuesta de la gente que le daba sentido a la acción que dijimos que había que seguirlo”, expresa Claudia Rodríguez.
Esa organización impulsada por las ganas de aportar dio forma a una propuesta, que como ellas indican, permanecerá en el tiempo con la convicción de alzar la voz por un cambio. Un movimiento de protesta pacífica y creativa por la Venezuela que se quiere.
“Todas nos parecemos en lo bueno que tiene el venezolano, en la constancia, en ser un buen ciudadano, que trabaja con pasión, todas tenemos ese hilo que nos hicieron crear una amistad que salió de una crisis y por eso creemos que las crisis nos fortalecen, nos hacen mejores y por eso tenemos la convicción que podremos salir de esto, que no será eterno a diferencia de lo que ha surgido a través de Las Piloneras, Dale letra, Laboratorio, la organización civil que no tiene otro fin que aportar a nuestro país”, agrega María Fernanda Montero.

Tanto las letras como la música nacional que les acompaña dan sentido al mensaje que esperan transmitir, el que además a su juicio, tiende puentes y permite que sea la imagen maternal -acompañada del delantal que le da color- la encargada de guiar la unión necesaria entre los venezolanos.
“Una vez estuvimos en el metro e hicimos un recorrido de punta a punta y un vendedor ambulante nos veía, salía, entraba y gritó una consigna a favor del oficialismo”, recuerda María Fernanda como una de las anécdotas más significativas, pues pese al intento del hombre por intimidarlas, este terminó cediendo ante ellas: “Finalmente nos miró y dijo: Bueno chica, estas mujeres están en contra del gobierno, pero aunque sea están alegres. ¡Muy bien!”.

Desde ese momento, entendieron que la propuesta no es agresiva y permite que el otro pueda escuchar, sobre todo cuando se cuenta con la música venezolana como enlace. “Despierta una fibra, una sensibilidad y en la simplificación de las cosas, se cree que lo venezolano, lo popular y lo comunitario es del gobierno y no es verdad. Es nuestro, es de todos y cuando logramos recuperar esa lenguaje musical nos hacemos cercanos a cualquiera”, señala Claudia.
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Urania Pereira, pilonera a cargo del cuatro, coincide en este objetivo al recordar otro episodio resaltante. “En una oportunidad fuimos a La Vega con las señoras de un comedor y ellas no sabían las letras que íbamos a cantar pero si sabían el canto del pilón. Eso nos permitió unirnos en un canto y hasta llegaron a hacer una pequeña estrofa. La música trasciende y los cantos de pilón lo tenemos los venezolanos y es un canto de trabajo y nosotros estamos pilando democracia”, apunta.
Artículos de prensa, texto de la Declaración Universal y testimonios a viva voz se convirtieron en las musas de esos hoy populares cantos de pilón, que se encargan de denunciar la realidad venezolana.
Al ritmo del “iiiooo iiiooo” -canto de pilón recopilado por Luis Mariano Rivera-, estas mujeres y hombres que decidieron apoyarlas, se convirtieron en un símbolo importante de aquellas protestas de 2017 que marcaron historia en Venezuela y que pese al desánimo posterior, les dieron fuerza para que este reclamo por los derechos de cada ciudadano no se apague.

“Fue un bajón nacional y entonces nos preguntamos: ¿si vale la pena?, ¿si se necesita esa voz?, ¿si necesitamos seguir en eso? pues si y ha habido los espacios, sobre todo de acompañamiento porque los problemas del país son gigantescos y las luchas por los derechos no son de ahorita nada más”, sostiene María Fernanda, para enumerar una serie de actividades en las que se han involucrado luego de julio 2017.
En supermercados, en actos de apoyo contra el maltrato de la mujer, protestas de trabajadores de la salud y hasta parrandas navideñas han sido aprovechados para dar los mensajes de esperanza en los que las piloneras creen profundamente. “Nos redimensionamos a cantar lo que nosotras creemos: que el país tiene futuro, que hay esperanza y que a pesar de que hay una realidad, si nos unimos podemos cambiarla”, acota Montero.
“Esa misma revisión después de julio, todo lo que ha pasado, lo que ha sido estar en la calle en 2017 y antes, hace que como sociedad empieces a madurar y a buscar hacer propuestas. Piloneras es una propuesta y como parte de la realidad somos cambiantes y al ser cambiantes tenemos insumos nuevos y si bien reflejamos la dura realidad del venezolano, también reflejamos lo esperanzado que somos y que creemos en la posibilidad de construir un país”, finaliza Urania.
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